Por: Magaly Espinosa
Teórica Cubana, Doctora en filosofia, Critica, Curadora,
Conferencista internacional, ha realizado varias publicaciones
“…Lo que parece constituir el campo de lo visual
es un efecto de otro tipo de fuerzas y relaciones
de poder”.
Jonathan Crary.
I-Introducción
La crítica de arte ha sido históricamente compañera de ruta de la Estética, la Sociología del Arte, la Semiótica, y de aquellas ciencias sociales que la han complementado recientemente: la Etnología y la Antropología, entre otras. Tomando los referentes metodológicos de estas ciencias, centró su labor en los intentos por alcanzar juicios certeros de valoración sobre las obras de arte. Con el advenimiento de la alta modernidad y de todos los cambios que se presentaron con la vanguardia artística, llevando al primer plano de la creación problemas concernientes al discurso del arte, la reflexión crítica se vio envuelta en un laberinto sobre las infinitas discusiones para definir qué es o que no es arte.
A pesar de su juventud dentro del mundo del arte, ella ha sentido los embates de las contradicciones más acuciantes de ese mundo, al tratar de compaginar los juicios de valor emanados del ejercicio crítico con las nuevas circunstancias culturales y la expansión y pluralidad de lo artístico.
El campo expandido del arte envuelve a la crítica y la arrastra por su mismo camino de transformaciones antiestéticas, encontrándose con fenómenos propiamente estéticos, cambios de la crítica dadas las formas literarias de presentarse como discurso, las propuestas transdisciplinares sobre lo visual, y el proceso social que mayor incidencia tiene sobre el arte y dichas propuestas, el muy comentado multiculturalismo.
El crítico se ve impelido bajo estas transformaciones, tanto de la producción como de la creación artística, de la influencia y penetración del contexto y de la dinámica sociocultural que envuelve al arte, a preguntarse sobre la real naturaleza de su práctica interpretativa. ¿Cómo y por qué vías puede ejercerse certeramente ese oficio, en medio del dominio de la sociedad del espectáculo o la pérdida de lo real?
De manera similar a lo que le ocurre a la curaduría, aunque teniendo en cuenta sus diferencias, al documentar los hechos de creación artística y sus productos como obras, el crítico ejerce un poder de selección sobre la información que se acumula en la memoria del mundo del arte y de la recepción social. Si bien esta es una de sus funciones más importantes, surgen interrogantes acerca de las vías y las posibilidades de su cumplimiento en medio del conjunto de los problemas antes señalados. Los que se reflejan en el desfasaje de la teoría con relación a la práctica artística, de sus incertidumbres ante propuestas transdisciplinares hechas principalmente por los Estudios Culturales y los Estudios Visuales, necesarias a considerar frente a ese mundo expandido de lo artístico.
Más que cuestionar las posibilidades valorativas de la crítica de arte, sus balanceos entre la expresividad y la normatividad de los juicios críticos –tema que traspasa toda su historia– es más tentador reflexionar sobre aquellos factores que parecen prevenir cambios insoslayables para el futuro de lo artístico y de la propia crítica de arte. La importancia de esta ciencia se perfila entonces a través de la contingencia de flujos que hacen coincidir al arte y sus contornos socioculturales. Estos flujos, en un sentido, han hecho cambiar lo general como categoría cultural, como concepto que daba unidad al conocimiento; y en otro, han activado las fronteras del mapa de la cultura artística, volcándose en las búsquedas interpretativas de lo visual.
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