Piledriver. Por: Daniel Benavides

El cosmos se comprime. Queda confinado al espacio que los postes cercan. Dentro del cuadrilátero, los luchadores se despojan de cualquier vestigio de identidad cotidiana que aún pueda quedar adherido a su piel. Afuera, las formas se diluyen y los vítores del público se transforman en el combustible que pone en marcha al espectáculo. De contadores, estudiantes, padres de familia y empresarios a reyes de la lona. La metamorfosis se desencadena con un campanazo.
En Piledriver, el documental adopta formas más dinámicas de narración para lograr zambullirse en el mundo de la lucha libre y conocer a los personajes en cuyo pellejo conviven hombres de carne y hueso con héroes y villanos engendrados por la ficción. Al mismo tiempo que los hombres reparten su tiempo entre jornadas laborales y entrenamientos extenuantes donde los golpes, los ‘lonazos’ y las lesiones son materia prima, los héroes y villanos reciben un soplo de vida. Desde el fanatismo artesanal con que se elaboran los atuendos hasta la estrategia mediática de cada show. Una simbiosis entre individuos y sus alter egos, los cuales, al posarse sobre el ring, configuran un universo telenovelesco que enardece a un escuálido pero ferviente grupo de seguidores.

Marcela Ribadeneira

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