Rutas por Giada Lusardi

RUTAS

Recorridos de los graduados de la Carrera de Artes Visuales de la PUCE 2004-2014

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Curaduria: Giada Lusardi.

Artistas, educadores, gestores, curadores participantes:

Diego Arias, Isabel Albornoz, Andrés Arízaga, Carlos Buitrón, Eduardo Carrera,  David Cevallos, Margarita Escribano, David Jara, Pablo Gamboa, Manuel Kingman, Manai Kowi, Isabel Llaguno, Isabel Páez, Dayana Rivera, Tania Rivadeneira, Ernesto Salazar, Belén Santillán, Pamela Suasti, Roberto Vega, Samanta Ullauri, Gonzalo Vargas M.

En un momento tan crucial como el actual, donde la Universidad está reescribiendo sus programas académicos, RUTAS plantea una entrada para sondear los distintos caminos que han tomado los graduados de la carrera de Artes Visuales (CAV) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) desde su fundación en 1997 hasta el 2014.

La exposición se cuestiona acerca de los siguientes temas: ¿Cuáles son los espacios de proyección de los graduados de la Carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica? ¿Cómo inciden con su práctica en el campo artístico, la gestión, la educación y la curaduría?

El proyecto ve como protagonistas a veintiún graduados que estudiaron con distintos profesores  y mallas curriculares; en diferentes momentos de la historia de la carrera, algunos cuando todavía la carrera se llamaba Escuela de Artes Plásticas.

Unos se dedicaron a la producción artística, otros a la educación, a la gestión cultural y a la curaduría de exposiciones de arte contemporáneo. Debido a esta multiplicidad de perfiles se ha decidido estructurar el proyecto en dos partes, una de tipo expositivo dedicada a mapear la producción artística contemporánea de nuestros graduados y, otra de conversatorios, enfocada en la presentación de los caminos tomados por los graduados que se dedicaron a otros ámbitos profesionales vinculados a las Artes. El fin último de la bipartición del proyecto se debe al interés de comprender en profundidad la multiplicidad de “rutas” tomadas por los graduados que se formaron “en” y “a partir de” la Carrera de Artes Visuales.

La sección expositiva pone en diálogo las propuestas de quince artistas que se graduaron a partir del 2004 (año de graduación de la primera generación de estudiantes) hasta el 2014. Estos artistas son: Isabel Albornoz, Andrés Arízaga, David Cevallos, Margarita Escribano, David Jara, Pablo Gamboa, Manuel Kingman, Isabel Llaguno, Isabel Páez, Dayana Rivera, Tania Rivadeneira, Ernesto Salazar, Pamela Suasti, Roberto Vega y Gonzalo Vargas M. (algunos graduados participan en ambas secciones).

En la sección de conversatorios, por otro lado, participan: Andrés Arízaga; Manai Kowi, Manuel Kingman, Samanta Ullauri, Diego Arias, Carlos Buitrón, Eduardo Carrera, Belén Santillán; moderaron los dos encuentros Alex Schlenker y Paola de la Vega, profesores de la carrera de Artes Visuales y expertos en el ámbito de la gestión cultural y de la educación en Artes. Los encuentros se llevaron a cabo durante el mes de noviembre de 2015 y permitieron compartir la experiencia de Belén Santillán en la gestión de proyectos en el Centro de Arte Contemporáneo, de Diego Arias en el Ministerio de Cultura y profundizar el tema de la gestión académica a través de las palabras de Carlos Buitrón. Eduardo Carrera nos habló de su experiencia en el ámbito de la curaduría de exposiciones de Arte Contemporáneo. Sobre educación no formal en la Fundación ArtEducarte, hablaron Manai Kowi y Samanta Ullauri; mientras Manuel Kingman y Andrés Arízaga profundizaron el tema de la enseñanza artística en el ámbito académico.

La complejidad de la parte expositiva hace necesario detenerse a analizar la museología.

Entrando a la exposición, llama la atención la gran línea del tiempo que detalla la información más relevante de la historia de la CAV, fechas y nombres de directores, datos relativos a los rediseños curriculares y a los hitos emblemáticos; todo con el fin de permitir al visitante el entendimiento del “mundo CAV” como espacio común a los protagonistas del proyecto.

La exposición se articula a lo largo de cuatro salas conceptualizadas a partir de analogías visuales, temáticas y de lenguajes. En la exposición se pueden observar fotografías, pinturas, dibujos, instalaciones, gráfica digital, videos, animaciones y performance.

La primera sala se abre con la instalación de Tania Rivadeneira e Isabel Albornoz titulada Lo que sigue (2015), que reflexiona sobre el tema de la exposición evidenciando las rutas de los estudiantes que cruzaron los pasillos de la carrera sin finalizar sus estudios. Los nombres de los estudiantes se encuentran escritos en las puertas que conforman la instalación que está pensada para ser intervenida por los mismos visitantes, remitiendo así a las intervenciones gráficas presentes en las mesas de la carrera. Esta es la única propuesta que es hecha por encargo de la carrera.

Prosiguiendo en la misma sala, encontramos la instalación de Isabel Páez titulada Bancas Musicales (2014), realizada en colaboración con la artista Maya Tal y la escuela de Film Scoring de NYU Steinhardt y por por primera vez expuesta en el Ecuador. La pieza tiene un carácter lúdico y está constituida por cuatro asientos de madera que al sentarse activan una serie de luces y sonidos específicamente compuestos para la obra.

Al extremo opuesto de esta primera sala se encuentra la que me gusta llamar “la capilla de los profesores” porque acoge a los trabajos de Manuel Kingman, Gonzalo Vargas y Andrés Arízaga, actualmente profesores de la carrera de Artes Visuales de la PUCE.

Manuel Kingman presenta un proyecto, compuesto por cinco fotografías, titulado Extractivistas infantiles (2015). Para esta obra Kingman trabaja a partir del apelativo de “ecologistas infantiles” pronunciado en enero de 2010 por Rafael Correa, Presidente Constitucional del Ecuador, para referirse a un grupo de personas que no querían que el Estado explote  el petróleo del Yasuní ITT. Las fotografías presentan al mismo Kingman vestido con traje ejecutivo en medio de unas minas mientras juega con unos camiones de juguete.

Afirma Kingman:

A partir de la suspensión de la iniciativa Yasuní ITT en  agosto de 2013 los movimientos sociales y ecologistas han sido maltratados con una violencia simbólica y física en aumento. El término ecologistas infantiles se ha seguido usando para descalificar, por ejemplo, el colectivo Yasunidos que logró recolectar firmas para la consulta popular […]. En esta propuesta quería dar una imagen a los intereses opacos de las transnacionales mineras y petroleras y de un gobierno que plantea salir del extractivismo, con más extractivismo.

Gonzalo Vargas M.  presenta un díptico fotográfico sin título (2015) perteneciente a su conocida y extensa serie titulada Pagano. Esta serie se aleja de las nociones preconcebidas de la objetividad de la fotografía para acercarse más a la idea de una puesta en escena de tipo pictórico, que indaga poéticamente el paisaje evidenciando su potencia creadora (Vargas, 2015).

La obra de Andrés Arízaga está fuertemente marcada por la formación de postgrado que realizó en Estados Unidos. Entrada ilegal (2015) es un dibujo realizado con técnica mixta que presenta una serie de rostros inquietantes y palabras escritas en esténcil que llenan una habitación gris y vacía. La imagen evoca la desesperación generada por la imposibilidad de alcanzar todos los sueños que el sistema capitalista alimenta. Andrés nos cuenta que su obra representa “un viaje frustrado en el que las ilusiones y deseos se tornan alucinaciones esperpénticas de la realidad, que no se pueden alcanzar. En esta obra, el espacio cerrado es una alusión a la imposibilidad de transitar en busca de los sueños” (Arizaga, 2015).

La segunda sala está dedicada a la animación de la artista alemana-ecuatoriana Margarita Escribano, residente desde el 2006 en la ciudad de Bremen en Alemania.

La obra, titulada Love Love, es una interesante parodia de las relaciones amorosas donde la artista, con mucho humor, traduce al lenguaje de la animación las frases más comunes pronunciadas entre los enamorados.

La tercera sala posee un carácter mucho más íntimo y acoge las obras de tres artistas: Pamela Suasti, Roberto Vega y David Jara.

Pamela Suasti presenta una instalación y un registro de performance en línea con su producción anterior vinculada a la temática de la reproducción de formas, texturas, colores, materiales y sonidos inspirados en la naturaleza.  La instalación Estudios del Corazón (2015) es el resultado de un proceso vivencial y autoreflexivo dedicado a investigar los cambios generados en su propio corazón frente a la toma de decisiones. La instalación se compone de tres partes, una primera de esculturas en forma de corazones hechas con arcillas y materiales del oriente ubicados en una vitrina como si fueran piezas preciosas de un museo de ciencias naturales. La segunda parte está constituida por 14 bordados que cuelgan del  techo de la sala; y, la tercera, de un video que documenta el performance que Suasti realizó el día de la inauguración de la exposición. La noche de la inauguración la artista permaneció durante tres horas de pie al lado de su obra vestida con un traje beige que ella misma tejió y un ovillo entre las manos para sugerir que todavía la búsqueda no se ha acabado y seguirá tejiendo. Suasti explica que la obra en su totalidad se llama Estados del Corazón porque traduce en el lenguaje visual sus propias sensaciones: indecisión, alegría y también enamoramiento:

El corazón es un órgano muscular que habita la cavidad toráxica humana y se encarga de bombear sangre a todo el cuerpo, es auto controlado, pero cuando se confunde, se alegra o está enamorado es controlado por otros entes poderosos donde albergan, además, el miedo y la tristeza. […] El producto final sólo tiene razón de que el corazón hizo porque quiso (suasti, 2015).

El otro artista presente en esta sala es Roberto Vega con la obra La lectura de los días (2015), una serie de cinco dibujos que indagan la tendencia muy contemporánea de registrar todos los momentos de la vida cotidiana con la cámara del propio teléfono ¿con qué interés?

Roberto explica:

Tengo un teléfono con cámara fotográfica, con ella hago fotografías a diario. Al menos una por día. Estas fotos las almaceno y las ordeno en un archivo virtual que se actualiza constantemente. Hago fotos y luego de unos instantes las subo a la nube organizándolas por día, por semana y por mes. En el archivo aparecen también los detalles de la hora en las que fueron hechas las fotos, con qué dispositivo y a veces, un mapa de ubicación por GPS del lugar donde se generó esta imagen, este código, esta cápsula de información. […] Me considero un cartógrafo, a través de mis mapas llevo el mundo a cuestas.

A partir de este diario visual digital, el artista hace una selección de las fotografías y las devuelve, a través del dibujo, a la realidad.

En la misma sala David Jara, artista de la primera generación de graduados de la carrera, presenta la obra titulada Epifanía piracanto (2015).

Un pequeño asiento, una planta muerta, un muñequito ahorcado a la planta, una declaración juramentada colgada del techo donde explica haber realizado un performance y nada más. El hermetismo es común en la obra de Jara y este aspecto de su obra se reafirma a la hora de escucharle hablar sobre su proyecto: “Es un performance que pertenece a una serie de performance sobre el tiempo, la memoria y las palabras. La acción tiene como única evidencia la descripción que aparece en una declaración juramentada legalmente certificada por un notario público” (Jara, 2015).

Jara no declara abiertamente cuestionar el performance pero, algo hace entender que su discurso va hacia un interés por devolver el performance a su estado inicial, efímero, donde la acción por naturaleza se desvanece después de la finalización del gesto y lo único que queda es el recuerdo en la memoria de quien lo vivió. En este caso Jara deja también una declaración notariada de la acción,donde la ironía está en haber borrado esta única huella (oficializada) de lo que pasó.

En la última sala, la pintura domina pero no está sola.

Grandes lonas que cuelgan del techo parecen funcionar como un biombo pintado. Es la obra Op-ed (2015) de Isabel Llaguno, joven artista que desde las experimentaciones universitarias se interesa por investigar las emociones, las conductas y las dinámicas sociales. En esta obra  decide investigar a través del medio pictórico las noticias publicadas en la prensa de distintos diarios del Ecuador entre el 1970 y 2015. La idea surge durante su colaboración en un proyecto de investigación que le llevaba a consultar a diario muchos periódicos en la hemeroteca del Ministerio de Cultura del Ecuador. Ahí empieza a descubrir una gran cantidad de noticias que ella considera “raras, absurdas, peculiares, incoherentes” y a reflexionar acerca de los cambios que se han dado en el Ecuador en el ámbito de la educación y de los valores. Llaguno decide así reproducir fielmente una selección de estas noticias y crear su propio periódico pintado. La artista nos cuenta: “al apropiarme y reproducir estas noticias por medio de la pintura, intento mostrar una fricción en la construcción del imaginario social a partir de las historias publicadas” (Llaguno, 2015).

Al lado de esta obra encontramos un gran círculo pintado con motivos curvilíneos de color azul y negro que recuerda la imagen de un mándala y parece hipnotizarte: es la obra de Pablo Gamboa titulada Eucarionte (2015).

La obra es parte de una nueva serie que el artista ha venido trabajando durante el 2015 y parte de un interés personal en las formas de la botánica, puestas en relación con la tradición iconográfica local de los motivos geométricos de las cerámicas precolombinas. No es la primera vez que el arte vuelve a buscar inspiración en las culturas precolombinas, ya en los años setenta muchos artistas ecuatorianos deciden incluir estos elementos gráficos empezando con lo que se conocerá como el “precolombinismo”. Gamboa, para expresar esta conexión con lo ancestral, decide titular la obra “Eucarionte”, retomando el nombre de un tipo de célula primitiva que “a pesar de su «primitividad», es una de las formas más complejas y sencillas a la vez” (Gamboa, 2015).

Dayana Rivera es artista visual, gestora, educadora y profesora de Kundalini Yoga (en los últimos años esta última actividad marca fuertemente su práctica artística). En la exposición RUTAS presenta el documental titulado Presente que desarrolló en el 2010 con la fundación Máquina de Cine y que reproduce un día en la vida de los internos del Centro de rehabilitación social de varones No. 2 de Quito donde los encarcelados reciben un taller básico de uso de herramientas audiovisuales para convertirse en guionistas, directores, camarógrafos, directores de arte, sonidistas y actores de su propia película.

En este proyecto Rivera trabaja como detonante y como mediadora del proceso creativo colectivo, alineándose así con la misión de la Fundación Máquina de Cine que trabaja para desarrollar metodologías participativas de producción a través de la utilización de herramientas audiovisuales para favorecer el desarrollo social de poblaciones en situación de vulnerabilidad.

El uso de los medios digitales caracteriza la producción de Ernesto Salazar, artista que actualmente reside en Buenos Aires. A través del tríptico titulado Fauna (2015) el artista explora la relación entre la máquina y la virtualidad dando vida a seres híbridos entre lo natural y lo artificial.

Al final de la sala, cierra la exposición la obra de David Cevallos titulada Kiron (2013-2015). Una enorme y caótica pintura donde se pueden observar animales míticos como “Kiron” que da el nombre a la obra, o elementos de la naturaleza como el volcán Cotopaxi botando humo junto a un ovni… Cevallos describe así esta obra:

Esta es una obra que sólo se pudo haber hecho en la época del Internet. Nunca antes el artista habría podido acceder a tantas imágenes. Lo que se puede observar es una compilación de los más diversos intereses reunidos en un híbrido raro y representa el resultado de la unión chocante de los opuestos. Hago uso de criaturas y plantas sin reparar mucho en lo que significan, más bien, al final, como un ejercicio de justificación, intentó hallar razón al monstruo más deforme.

Una de las razones de hacer una pintura tan grande viene de mi interés en el arte urbano, aunque evitando su carácter efímero y creando lo que yo llamo un “mural interior transportable” (Cevallos, 2015).

A manera de conclusión quiero manifestar que el proyecto curatorial nació de un específico interés por entender a qué se dedican nuestros graduados, quizás, al terminar este recorrido consistente en la organización de la Exposición Rutas, nos damos cuenta que no hemos logrado totalmente nuestro objetivo, porque lo que acabamos de describir es solo una pequeña muestra de algo mucho más vasto y complejo, como el  devenir de una Carrera de Artes Visuales. Pero, tengo la sensación de que a partir de esta exposición nuestra perspectiva sobre las cosas se ha aclarado y que ahora nos permite visualizar que uno de los retos de un profesor es trabajar para que nuestros estudiantes actuales y futuros, como lo hacen quienes lo fueron en el pasado, sigan aportando de manera positiva a nuestra sociedad.


Inauguración y visitas guiadas:

Conversatorios:

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