Resido en México. La crisis y los levantamientos de octubre 2019 en Ecuador los seguí por Internet. He sido de salir a las calles a protestar, ya sea dentro de las marchas sociales y políticas, o a través de la performance artivista. Estando en otro país, fue muy doloroso ser testigo a la distancia de la brutal represión y violencia de estado contra sectores indígenas, contra los manifestantes, contra la sociedad civil en general. Sentí impotencia al no poder estar en las calles gritando, resistiendo, apoyando.
Lo que mejor me informaba sobre los sucesos cotidianos eran los medios alternativos, así como los testimonios de primera fuente, publicados como posts en las redes sociales por personas que estaban luchando en las calles, que estaban sufriendo en carne propia las represiones. O de gente expresándose sobre la realidad que se estaba viviendo, compartiendo información, comentarios, videos y fotos. Desde esos registros visuales, me interesé en los elementos de defensa y protección de los manifestantes. Y empecé una selección de imágenes donde eran protagonistas personas que portaban escudos. Hay ciertas características que llamaron mi atención. Por ejemplo, la variedad de estos escudos; los habían de diversos materiales, como de metal: algunos cortados de tanques, otros eran pedazos de zinc. Hubo alguien que incluso portó una antena parabólica de televisión. Había escudos de madera: algunos de triplex, otros eran segmentos de puertas. Había letreros urbanos, había frágiles pedazos de cartón. De hecho, todo material e incluso objeto que pudiera ser utilizado para proteger mínimamente el cuerpo, fue usado como escudo. Un carretilla en vertical, por ejemplo. Algo que llamó particularmente mi atención, respecto a muchos escudos, es que la gente los personalizaba a través de palabras escritas, de mensajes, de dibujos sobre ellos. Había textos que hablaban de dignidad, de valor, de resistencia. También textos de identificación, del tipo: Guardia indígena, guardia popular. O de reivindicación: “Soy del Páramo”.
En eso, llegó el 29 de octubre, fecha que es considerada en Ecuador el día del Escudo Nacional. Ese día decidí publicar la selección de escudos que hasta entonces había recopilado, de los cientos que circulan en las redes. También vi que muchas más personas publicaban escudos, a propósito de ese día. Estábamos en una ola.
En mi proceso, cuando encontraba una escena con escudos que me interesaban, trataba de encontrar al autor de la fotografía. En la mayoría de casos no fue posible, pero de quienes pude ubicar, consta su crédito. Finalmente el álbum se viralizó. Algo de lo que más me gustó es que dentro de ese desbordarse, algunas personas pudieron reconocer a ciertos escuderos, y los etiquetaron en la correspondiente foto. Igualmente me alegró ver como en el hilo de comentarios del álbum, algunas personas publicaron también sus propias fotos de escuderos: de otras personas o de ellos mismos portando ese objeto. Y comentaban con orgullo sus imágenes compartidas.
Durante aquellos doce días, cuánto habrán evitado esos escudos que haya un saldo mayor de golpeados y heridos. Cuántos ojos, e incluso vidas, habrán salvado. Para muchos, y según sus comentarios, esos objetos y emblemas protectores fueron nuestros verdaderos Escudos Nacionales.
Falco
