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CORPORACION FULL DOLLAR
Actividad de junio 2006

MUSEO PORTATIL

En 1936, Marcel Duchamp comenzó un proyecto muy ambicioso en el que trabajó por lo menos cinco años:  la construcción de una versión reducida de sus obras más importantes (68 más un original para los 20 ejemplares de lujo), que tenían que caber dentro de un veliz.  De ahí el título de difícil traducción de esta obra: boite-en-valise [literalmente “caja en una maleta” –nótese en esta movida el poliglotismo del Presidente de la Corporación].  Cinco años fueron necesarios para juntar el material y preparar las reproducciones.  Luego, poco a poco, a partir de 1941, Duchamp empezó a construir y ensamblar las cajas y las maletas, cuidando cada detalle, incluso el tipo de piel necesario para la parte exterior.  Había planeado hacer un total de trecientas cajas (ya que mandó a hacer 300 copias de cada una de las obras seleccionadas); se encargó él mismo de hacer los 20 ejemplares de lujo y unos cuantos más de una primera serie de cien que se hicieron entre 1941 y 1958; luego se construyeron tres series de treinta con modificaciones, ya que Duchamp había decidido agregar doce reproducciones más en las cajas.  Las últimas maletas fueron terminadas en 1971, después de la muerte del artista.

Acerca de sus intenciones al emprender ese trabajo, Duchamp nunca fue muy claro y no nos dejó muchas indicaciones, conforme a su manera de ser.  Lo que sí se puede decir, sin embargo, es que había dejado de “crear” obras nuevas, de tal suerte que se dedicó a preservar y valorar su obra anterior por medio de lo que él llamó “mi museo de bolsillo” [nótese -en esta ocasión- la traducción directa, inmediata, automática, transparente, fluída, elegante del original en francés].  Cabe precisar que cuando empezó con este proyecto, había sido tan reconocido como la propia Corporación Full Dollar -o sea nada.  Esta primera coincidencia convierte a la presente actividad institucional en un verdadero hito de reflexividad sobre su propia trayectoria y sus contribuciones presentes y futuras en el campo del arte. 


 

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Nuestro museo corporativo de bolsillo tiene una forma que asemeja, en una primera mirada, a la de una camisa de 100% polyester. La misma se halla estampada con miniaturas fotográficas en blanco y negro de celebridades de Hollywood al momento de ser apresadas por distintos cargos no menos glamorosos que las propias estrellas: desde alcohol y sustancias psicoactivas de índole ilegal portadas al momento del arresto en una autopista de Los Angeles hasta escándalos públicos, actos terroristas o pacifistas, pasando por delitos menores y menos sensacionales tales como estafa, prostitución, asesinato y, faltaba más, pedofilia (gracias, Pee Wee Herman). Las imágenes incluyen, por supuesto, tomas de frente y de perfil de los implicados y la placa numérica que consigna la conversión de los apresados en un dato oficial dentro del sistema carcelario. Un último detalle, siempre necesario para aquel ciego que no quiere ver: el único mug-shot de una persona de carne y hueso que no pertenece a la economía política del cinema o de los medios es del máximo referente de inspiración conceptual de nuestro trabajo corporativo, más influyente todavía que los propios Marcel Duchamp, George Febres, Rubén Bonet y Tomasito Tomalá: Manuel Antonio Noriega. Manuel Marcel Duchamp Bonet Febres Tomalá Noriega, got it? Esta línea genealógica en arte, simplemente y sin falta de modestia, no había sido trazada antes. Punto.

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El Presidente de Full Dollar porta el museo en talla XL cuando se le pega la regalada gana, brindando así al público, especialmente femenino, una oportunidad tanto única cuanto azarosa para apreciar la obra/colección/museo desde distancias que pueden volverse, eventualmente y Dios lo permita en tiempos de escasez, íntimas.  En tales ocasiones –raras, pero de ninguna manera excepcionales- el Presidente se halla dispuesto inclusive a cruzar más de un monosílabo con el vulgo explicando el contenido de esta, literalmente, espectacular obra.  Para bien del conjunto de la comunidad guayaquileña, pronto very pronto, nuestro museo de bolsillo formará parte de una exquisita subasta con todas las piezas de arte que la Corporación alberga en su nunca antes públicamente vista colección, la misma que incluye originales de Pancho Jaime, Marcelo Aguirre, Nigel Barley, Jimmy Damerval, Jorge Jaén, Bolo Franco, Juan Rhon, Enrique Váscones, Francisco de la Paz, Nadiel Muda-Ani Pual, José A. Gómez, Miki Guadamur, Andrea Crews, Carolina Caycedo y reproducciones autorizadas o no de cuates mexicanos tales como Alex Aguinaga, Bonet, Luis Aguilar Marco, Taka, etc. 

Una segunda coincidencia –extraña solamente para el espectador ignorante, osea la mayoría, pero un hecho sin duda significativo para aquél medianamente letrado en historia del arte:  tanto Duchamp cuanto el Presidente gastaron en la producción de sus respectivas instituciones museales portátiles la nada modesta suma de 50.000 francos -whatever the fuck that means para el bolsillo del ecuatoriano común después de la dolarización.

Corporación Full Dollar
Pare de Sufrir! (por el arte contemporáneo)

Nota del Departamento de Redacción: texto original de Georges Roqué publicado en luna Cornea, caprichosamente mangoneado para cumplir nuestros propositos empresariales

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