Actividad de octubre 2004

Sin Titulo, Anonimo

(instalación de 3 colchonetas y 20 plantas aromáticas, dimensiones variables)

Bienal de Arte No Visual, Museo Nahím Isaías, Guayaquil, 27-29 octubre 2004

“Areas Verdes” -el título subterráneo de esta instalación- no es una obra de arte, es un comentario antropológico sobre las condiciones urbanísticas del Guayaquil contemporáneo.  El hecho de que se la presente en un contexto artístico obedece a la necesidad de cuestionar la simplista asociación que se hace entre gestión cultural y desarrollo urbano.  En vista de que se trata de una Bienal de Arte No Visual, el proyecto está pensado para estimular el sentido del olfato principalmente, y, secundariamente, el táctil.  Siendo un homenaje modesto a quienes viven disfrutando exclusivamente de sentidos alternativos al de la visión, la pieza fue presentada anónimamente y sin título para no condicionar previamente la experiencia de los participantes. 

Dado que Guayaquil es una ciudad cuya disponibilidad de espacios de descanso y áreas verdes es mínima cuando no inexistente, esta instalación minimalista ha sido pensada como un artefacto democratizante, susceptible de ser reproducido a muy bajo costo prácticamente en cualquier espacio público y/o doméstico.  La obra se compone de dos elementos externos:  una colchoneta y macetas de plantas aromáticas dispuestas en condiciones que promuevan al usuario gozar de las bondades de los olores que emanan y de la cercanía a un pequeño bosque mediante la fricción entre las hojas y la superficie de la cara.  Ocasionalmente, una almohadilla fue también precisada para facilitar comodidad.  Para funcionar requiere, adicionalmente, de la combinación de dos elementos relativos a la subjetividad del participante:  quietud e imaginación o visualización interna. 

En vista de que las plantas fueron cultivadas por un periodo de un mes y medio, el proyecto es el resultado de un cuidado y una relación también íntima con estos fragmentos naturales.  Lejos de idealizar a la naturaleza, el proyecto percibe a la ecología urbana como el resultado de la construcción intencional de los urbanitas, por ello combina elementos naturalistas y productos plásticos como la colchoneta y los maceteros.  Después de todo, todos ellos son nada más que luz petrificada, en su origen, y manipulada, en su destino.  Una vez ubicado un pequeño universo propicio para el crecimiento de las plantas a las riveras del Estero, asistencia técnica fue provista para su transplante, cultivo y debida exposición solar.  La Corporación financiera y ejecutora del proyecto agradece a todos los involucrados (un agrónomo y tres jardineros itinerantes) por sus ideas, recursos, paciencia y tiempo.

Nada en esta instalación es original.  El concepto se halla inspirado en la devoción por la jardinería desarrollada por Bertha de Andrade, madre del Presidente de la Corporación;  en la tradición del Land Art;  en conversaciones con -e instalaciones desarrolladas por- Jerónimo Hagerman, Luis Aguilar Marco y Antoni Muntadas en Ciudad de México;  en las experiencias del Presidente con yoga y vipassana;  y, sobretodo, en numerosas observaciones etnográficas que han permitido hacer sentido de todas estas influencias para el contexto guayaquileño.  Como comentario antropológico sobre esta ciudad, el proyecto intenta ser un jardín anti-decorativo.  Al contrario de utilizar plantas con fines de mera ornamentación y con un alto costo de manutención promueve un acceso a la naturaleza que sea placententero, directo, silencioso e íntimo, generando formas alternativas de apropiarse del espacio citadino que sugieran el aura, la nostalgia y/o la fantasmagoría de experiencias urbanas democratizantes.  Ahora, por favor, abra los ojos:  está en Guayaquil y esto es solamente un museo.

 

Corporación Full Dollar.
Capital privado al servicio del arte contemporáneo y la limpieza sociológica.
Fotografías: Pablo Gamboa
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