Nuevos voceros y escenarios alternos en la comunicación de problemas sociales

(los gestores culturales alternativos se apropian de los discursos oficiales en la cultura de masas)
Rocola Bacalao en el ambiente

Por: Santiago Rosero

rock-al-parque-2007

Rocola Bacalao en Rock al Parque - Bogota 2007

1.    Introducción


Casi inexistentes habían sido los intentos (al menos los apreciados por mi generación) por trasladar los discursos oficiales sobre temas de contenido social de los pasillos académicos, las estadísticas de investigación y  las disertaciones tecnocráticas, a escenarios distantes y diferentes de los establecidos como convencionales para tales fines por la estructura de autoridad. Menos aún se había pensado en otorgar la vocería de determinados temas sociales complejos a actores que ejercieran sus actividades (por más influyentes públicamente que éstas fueran), por fuera del “deber pensar”  y “deber decir”  planteados por la oficialidad.

Apenas tras algunas glorias deportivas alcanzadas a nivel internacional, sus ejecutantes fueron, tanto utilizados por empresas comerciales o financieras para servir de imagen publicitaria, como incorporados a esfuerzos mediáticos de instituciones gubernamentales o no gubernamentales, que daban cuenta de determinados problemas sociales. Así, primero el futbolista Alex Aguinaga y luego el marchista Jéfferson Pérez, aparte de ser rostros en primer plano del Banco del Pichincha, ejercieron su influencia pública para transmitir ideas que, si bien partían de un consenso oficial (Gobierno, instituciones públicas, ONG´s), atravesaron sus conciencias y les obligaron a inmiscuir su discurso personal en temas que tuvieron que ver con seguridad vial o con emigración.

Para el momento, y antes de discutir sobre los resultados de tales experimentos, vale asimilar con interés el hecho de que las instituciones de poder (generalmente -y también de acuerdo a la experiencia propia que más adelante detallaré- asesorados por agentes externos a las mismas) entendieron la posibilidad de traspasar las investigaciones y sus resultados de las publicaciones que se archivan anualmente en sus anaqueles, a su exposición pública por medio de la palabra de interlocutores con relativa aceptación y popularidad entre las masas. Lo peculiar resultaba que tales interlocutores no eran otros sino aquellos gestores de hazañas deportivas y por ende “recuperadores y aglutinadores de orgullo nacional”, los únicos capaces de afrontar tales responsabilidades. En todo caso, no parecía extraño que fueran ellos y no funcionarios públicos o autoridades momentáneas quienes con sus mensajes influyeran más entre las audiencias de consumo.
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