¡Vamos a la lleca*!

Por Jaime Guevara

Recuerdo que a mediados de los años 80 se llevó a cabo una conferencia a cargo de un artista cubano, actor, autor de teatro, no tengo presente su nombre pero está en mi memoria el incidente. Al final de la conferencia alguien le preguntó: “Maestro, ¿qué opina sobre el teatro de la calle, que usted habrá sabido que se hace acá en Ecuador?”. “La verdad es que no he sabido mucho sobre el tema” responde él. De lo que estoy enterado, es que se trata apenas de un fenómeno ocasionado por la mendicidad”. Pero ocurre que él era un conferencista cubano y a un maestro conferencista cubano no se le podía contradecir, “porque venía de la Revolución”. Sin embargo, algunos alzamos nuestra voz de protesta, a mi entender legítima, diciendo que era un arte digno de todo respeto, como todas las demás artes. Entonces se armó allí un maremagnum porque la mitad o más de los asistentes eran militantes de distintas sectas de izquierda y entonces, a los que no estábamos de acuerdo con la blasfemia que acababa de lanzar el conferencista cubano, se nos tachó de “anticomunistas”, nos gritaban de todo: “reaccionarios”, por ahí, y cosas de ésas.

Ilonka Vargas estaba furibunda como actriz y militante del “glorioso Partido Comunista” ella fue de las que más gritaba y chillaba: “¡Fuera de aquí anticubanos, anticomunistas y eso!”. Al cabo de varios años en foros análogos al que estamos viviendo en este momento, ocurre que tengo, y creo que tenemos, el gusto de admitir que el teatro popular callejero se ha ganado su espacio propio en base a lucha constante contra la represión y los prejuicios.

Video de Jaime Guevara grabado a principios de los 80.

Yo recuerdo de niño, en los años 60, haber pasado por la avenida 24 de Mayo y tengo todavía una imagen se me quedó para siempre. Una especie de mago tenía el lorito que sacaba la fortuna y ese lorito pasaba el mensaje a una cabeza, ¡una cabeza viva que estaba metida dentro de un frasco! Yo pelado, tendría 10, 11 años, me quedaba alucinado. Ese era el encanto que atrapaba a una multitud significativa en la 24 de Mayo. Así como los “charlas”, que se mencionaron, estaba el que fabricaba la manteca de culebra y decía: “ya mismo le saca a la Martica del costal. Marta Julia: ¡Ya le van a ver! ¡ya le van a ver! Y con el cuento de que ya le iban a ver, la gente se llenaba de suspenso en espera de cuándo le sacarían por fin. Creo que nunca terminó de salir, pero él ya había vendido, en ese espacio de tiempo, sus buenos diez o doces pomos de manteca de serpiente buena para todos los males habidos y por haber. Tal cual ahora se anuncia en Radio la Luna, al final en el programa La Clave, un culebrero: “Este medicamento ha sido aprobado por la OMS en el Primer Congreso de Ciencias Macroesotéricas de la Habana”. ¡Ahora esos palabreros, esos “charlas” tienen puesto radial!

Bueno, al cabo de todo este tiempo, el arte callejero se ha ganado su propio espacio. Pero mantenerlo, ha sido a costa de golpes, humillaciones, menosprecio del público en general “con salvedades” y la constante agresión de la llamada “autoridad”. Claro, nosotros siempre señalamos a los “chapas” (policías), porque los chapas son merecedores de ello con toda razón y señalamos los excesos para los que están diseñados y mal formados. Pero nunca al parecer, nos acordamos que a ellos les ordena una autoridad superior que son los concejales y el alcalde. Es la política de los concejales diversos y de los alcaldes la que motiva la represión contra los artistas de la calle. Un día arrastraban al Bruno Pino, otra día al Carlos Michelena. También tuvo dificultades Héctor Cisneros “el poeta de la calle” que solía pararse como en una trinchera, en el atrio de la Catedral. Desde ahí lanzaba su poesía. Y recuerdo que alguna vez, a más de los chapas, un borrachín le jorobaba y empezó a remedarle haciendo guaraguas y tal. El Héctor, lleno de rabia en un momento se cansó de acumular bronca y bajó las gradas corriendo y se agarraron en horrenda frisca. A pesar de todo esto, si ustedes pasan por las plazas y parques de Quito, e incluso por otras ciudades y ven gente acumulada, es muy posible que haya un actor en la mitad.

La gente ya no dice: “¡Esos payasos, esos mamarrachos!”, sino dice: “¡Mire, mire es el teatro de la calle!” y corre a ver. Ustedes podrán observar, ese deleite con que los espectadores miran a los teatreros populares de la calle. No obstante, hay que señalar que el criterio de todos los alcaldes, sin excepción alguna, ha sido el de reprimir a los artistas de la calle, y es más, con la coyuntura actual de la “Reinvolución Citadina” se ha acentuado esta represión.

Quiero contarles que en la primera administración de la alcaldía de Paco Moncayo (2000-2004), el Hombre Orquesta, Fabián Velasco, fue arrastrado y los policías municipales dañaron también su saxo, su tambor y otros instrumentos. Hicimos un reclamo formal. Estaba ahí el jefe de los chapas municipales, estaba ahí la jefa de la Zona Centro y algún personero más. Nosotros presentamos nuestros argumentos, ellos los suyos y terminaron firmando una promesa de devolución de los instrumentos que tuvieron que cumplir. Recientemente me he enterado que hace cosa de un mes y pico, nuevamente a Fabián le han agredido y dañado sus herramientas de trabajo.

De modo que esta política no ha variado en absoluto. El espacio que han logrado ha sido por su propio esfuerzo y no gracias a la “gentileza” o a la “comprensión” o a la “mente abierta” de las diversas autoridades. Para esos juglares a prueba de patada y toletazo vayan todos mis respetos.

Respecto a la música, quiero decir que en el centro de Quito, hay músicos ignorados en la esquina de acá, en la esquina de allá, muchos de los cuales tienen un nivel técnico excelente. Recuerdo un acordeonista ciego que tocaba en la 24 de Mayo a quien seguramente nunca se le recordará como un “artista” de la calle. Igual ocurrirá con un músico indígena que apenas tiene muñones de piernas y toca el rondador y la guitarra, ninguna autoridad le ha dado la oportunidad de recibir otra cosa que no sean una que otra moneda que dejan los transeúntes. A ellos los considero los primeros artistas de la calle.

Los juglares y artistas espontáneos, callejeros, han sido reprimidos históricamente, en todo el mundo. Si ustedes revisan el libro “Cantantes del Pueblo Ecuatoriano” de Juan León Mera, que son dos tomos preciosos, él mismo advierte en el prólogo, que se ha visto forzado a suprimir varias coplas y cantares por el buen nombre de ciertas personalidades conocidas y de valores sagrados. Él era conservador.

Sin embargo, algunas muy picantes sí quedaron. Les citaré simplemente una: “Quisiera ver a Alfaro / matando en Guayaquil / y a todo fraile y monja / de estopa de fusil”.

Y hablando de mi inicio, en los 70, cuando me incliné por la cuestión artística, conocí a Bruno (Pino) y él me habló de unos Canchis y me habló de los Umacantao. Yo le decía, qué fueron esos grupos y de quiénes habían estado conformados. A la vez me habló de los Nadaístas colombianos como Gonzalo Arango y un trovador, el colombiano también de los Nadaístas llamado Pablus Gallinazo, uno de los que influenciaron en mi canto, pero él dejó este arte y se dedicó a hacer jingles para la tele (bueno, de algo hay que comer) .

En eso, vecinita ¡llegó el Miche! El Miche viene de una formación académica tal vez pocos lo saben, viene expulsado.? Él pertenecía a fines de los 60 al Teatro Ensayo de la Casa de la Cultura. Éramos de la misma calle, del mismo barrio y recuerdo que simplemente le miraba pasar mientras yo disfrutaba con otros jóvenes “hipposos” de los placeres de ciertas “hierbas? medicinales”. Lo veíamos pasar por ahí con su maletín, disciplinadamente, a la misma hora iba, a la misma hora regresaba, lo sabíamos bien porque pasábamos ahí en la esquina todo el día. Entonces, poco a poco, nos fuimos haciendo amigos, gracias a que él también le entraba al mismo tipo de? “medicinas”. Él nos contó que venía del Teatro Ensayo y poco a poco empezamos a ir a las funciones de la Casa de la Cultura.

Recuerdo una obra en la que estuvo él: “A la diestra de dios padre” y creo que en dos montajes de Huasipungo, no estoy seguro. Pero sí estoy seguro de que a él lo conocí como el primer referente, enseguida Bruno. Luego me percaté de que había una suerte de amor-odio, entre los dos, entre Bruno y Miche, la disputa era: ¿quién había inventado el arte en la calle?, no solo el teatro, el arte en la calle, como decía el Bruno, “en la lleca”. En la lleca aquí en Quito, en Ecuador, habían disputas que, cuando estaban adobadas las cosas con trago, se ponían duros porque ambos fueron o son, buen trago y malos borrachos. Vaya mi homenaje a quienes han persistido actualmente en la lucha.

Quienes han llevado la batuta del asunto son los Perros Calle?jeros, quizá porque Héctor Cisneros que dirige el grupo es descendiente directo de Héctor Cisneros padre. Él sabe más que cualquiera de nosotros la vida dura que económicamente sufrieron.

Recuerdo verle a Héctor Cisneros padre trabajando también como cadenero en el Ministerio de Obras Públicas. Era un obrero, y todavía lamento la forma en que murió, trotando por las calles un cierto primero de mayo, luego de tomarse unos traguitos con los pintores de El Ejido. Entonces, mi tributo va para ellos, también para panas como los Eclipse Solar, que vienen de la escuela de Carlos Michelena, “El Enano” Araujo, Milton Araujo, que también viene claramente de la escuela de Michelena (a veces demasiado claro).

Paso de ladito la época del tallerismo; digo la época del tallerismo por la abundancia de talleres que hubo en los 80, habían talleres como “Tientos y Diferencias”. Estaban integrados por los poetas y lectores de poetas provenientes de la Universidad Católica. También “La Pequeña Lulupa”, “La Mosca Zumba”, “La Pedrada Zurda” a la cual pertenecí (antes había pertenecido a otro pequeño taller: AIC dirigido por Patricio Romero y Cordero, a él siempre le ha gustado –porque todavía está vivo – que le digan Patricio Romero y Cordero, “aunque te demores un poco”).

El tallerismo iba por un sendero de las salas formales, mientras los artistas de la calle estaban por vía no tan libre en las calles.

Cantautores, personas que escriban y canten sus canciones en las calles, no recuerdo haber conocido en Quito. Es un fenómeno que sí se ha dado en otras latitudes. Aquí lamentablemente no. Cuando yo me integro al arte callejero fue a raíz de mi amistad con el Carlos [Michelena] y el Bruno [Pino]. Durante un breve año estuve actuando en las plazas junto al “Miche” y me percaté enseguida de que mi guargüero no era tan potente para desafiar a los motores, el tráfico, y toda la bullanga. Me quedaba ronco luego de dos o tres canciones. Sin embargo, siempre estuvimos en contacto e hicimos más de un trabajo juntos con él y los Perros Callejeros. En el contenido de lo nuestro siempre hubo una inclinación crítica sobre la realidad del país y del mundo. En cambio la forma era heredada de los “charlas”, de los vendedores. Por ejemplo Bruno decía al público “todito les tolero menos que me pisen la raya, no me pisarán la raya, por favor” y lo decía con picardía “¡cuidado con mi raya!”. Y es que para actuar trazaba previamente con la tiza o un pedazo de ladrillo en las piedras de Santo Domingo o de la 24 de Mayo.

Todo esto, siempre en medio de la bronca con la autoridad. No quiero que me auspicien con un medio centavo, quiero simplemente que no me jodan la vida, quiero que me dejen cantar, quiero que nos dejen actuar, que nos dejen hacer mimo. Con que no jodan hacen bastante, con que no nos manden a los tombos 3 encima, hacen bastante, con que no nos rompan los instrumentos, hacen bastante. Y para concluir, cantando:

Danzábamos en el techo,

por los quinientos abriles,

cuando un montón de fusiles

nos apuntó alrededor.

Se ha equivocado mayor,

solo somos bailarines.

¿Por qué me sube al camión?

¿Por qué me empuja en el suelo?

¿Por qué me esposa los huesos?

¿Por qué encapucha mi frente?

Se ha equivocado teniente,

solo soy titiritero.

Me roban todos los libros

y me preguntan a palos

si es que utilizo en asaltos

mi careta y mi disfraz.

Se equivocó capitán,

solo soy actor de teatro.

Luego el ministro explicó

que era por ser guerrilleros,

de las farc o de Sendero,

por lo que nos apresó.

No mienta tanto señor,

solo somos guitarreros.

La moraleja del cuento

es que los paracaidistas

si quieren ver terroristas

los miren pero en su espejo,

y en cambio guarden respeto

para el pueblo y sus artistas 4

NOTAS

* Lleca, es la calle, al revés. Término de la coba del Conosur, asimilada a la coba ecuatoriana; la misma que es una mezcla de coba caribeña, del lumpen, juvenil de los años 60 y anglicismos, entre otras vertientes.

2 Testimonio que Jaime Guevara compartió en el Conversatorio Teatro de la Calle y Arte Popular, realizado por el Programa de Antropología y la Biblioteca de FLACSO Ecuador, los días 4 y 5 de febrero de 2010. La coordinación del Conversatorio, transcripción y edición de este documento corresponde a Irina Verdesoto. “Jaime Guevara (Quito, 1954) es un cantautor ecuatoriano, ícono de la trova urbana quiteña, conocido por sus canciones con ritmos que van desde el rock y el blues a la música folclórica, sus actividades político–culturales como defensor de derechos humanos, la no violencia, y su crítica al poder político a través del humor corrosivo”, ver más información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guevara, visitado el 21 de febrero de 2010.

3 Término de la coba, que significa policías, sean nacionales, municipales o de otra índole. Jaime reconoce que el origen es argentino, pues significa botón, al revés, y los vestidos con grandes botones, son las autoridades uniformadas.

4 Canción “Se ha equivocado Mayor”, letra, música e interpretación de Jaime Guevara. “Nació de un apresamiento que Sixto Durán Ballén ordenó contra un grupo de artistas en la Plaza de San Blas, en octubre de 1992” y es un referente del batallar en “la lleca”.

Jaime Guevara

Texto cortesía: Fundación El Apuntador (www.elapuntador.net) e Irina Verdesoto.

Comentarios

  1. gilma barzola says

    QUE PENA QUE SIENTO HE HE RECORIDO VIRTUALMENTE EN BUSCA DE INFORMACION DEL TEATRO POPULAR DE VARIAS PAISES DE AMERICA LATINA ATERRIZANDO EN MI ECUADOR Y HE ENCONTRADO ESCASA INFORMACION PARCE POCA IMPORTANCIA

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