El Baserola Mosh. «Profesión: artesano»

Texto y fotos: Santiago Rosero

Todos en el ambiente local de la música sabemos de él. Particularmente y más de cerca quienes tiran por el metal. Digamos que es al rock nacional, el “movimiento”, como él lo llama, lo que el Che Pérez fue al Emelec: un hincha infatigable, un activista empedernido; efímeros y comunes los dos, encausados de espíritu en un amor eterno.

En torno a su apariencia y a su interior se han tejido diversas leyendas. Se lo cree violento y enviciado, y con frecuencia se le aplica prejuicio a la voluntad de tenerlo más de cerca que en las anécdotas de los torbellinos del rock.

– Debe ser por el pelo largo, ¿no ve?-, dice el Baserola con aire cándido.

Los estigmas han funcionado bien en su contra. Pero basta ir a verlo lavar carros en El Ejido y sentarse con él donde haya sombra para exorcizarse de los demonios que se le han atribuido.

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