EVERNESS – exposición colectiva. Ensayo curatorial de Eduardo Carrera

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EVERNESS – exposición colectiva.

Percepción y Contención (del tiempo y lo real).

Enero 23 a Febrero 28 del 2013.

Alianza Francesa de Quito.

 Artistas Participantes:

María Laura Rodríguez & José Jiménez, Roberto Vega, Boloh, Byron Toledo, Ernesto Salazar, David Cevallos, Francisco Suárez, Rubén Darío Díaz, Colectivo La

Emancipada.

 Curaduría

Eduardo Carrera R.

 Co-Curaduría

Rubén Díaz

 No Lugar – Arte Contemporáneo.

http://nolugar.org/

Everness es percepción y contención del tiempo y lo real – la imposibilidad humana de lo estático (…de lo estable) – el carácter temporal que significa estar y la movilidad y transitoriedad de ser.

“¿Qué significa existir en condiciones de la contemporaneidad?”

Terry Smith en ¿Qué es el Arte Contemporáneo?

 

No hay diferencia entre lo que hacemos y lo que somos: este cambio entre los estados de percepción y contención de lo real, o más, la capacidad de hacer consciente estos estados, es lo que caracteriza a los artistas en esta exposición como sujetos contemporáneos.

Percepción y contención son utilizados en el sentido transportado  de lo humano como agente de su existencia, como alguien que al mismo tiempo tiene la capacidad de tomar decisiones, e imponer esas decisiones sobre el mundo. Para Simone de Beauvoir “Junto a la pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también está la tentación de huir de su libertad y convertirse en cosa (…) es un camino fácil: se evita así la angustia y la tensión de la existencia auténticamente asumida”. En este sentido, esta exposición indaga como se ve modificada la figura del artista en la actualidad, sugiere la idea de “nuevos productores” que no basan su trabajo en la creación de mecanismos de “reproducción de la vida” sino en los medios de “producción de nuevas formas de vida”.

Percepción, es el proceso a través del cual una entidad capta información de su entorno/tiempo y la representa. El sujeto decodifica lo que sucede en su exterior y lo interpreta. Escenarios que se configuran desde la subjetividad de los individuos y recuperan experiencias, situaciones y procesos a partir de la información aportada por las energías (estímulos) que inciden sobre los sentidos del sujeto. Por ejemplo, un recorrido específico a través objetos fotográficos que dan forma a las avenidas Colon y Seis de Diciembre, o trazos, líneas y formas que resultan de una meditación.

Contención, por otro lado  permite detener el tiempo, anteponerse al olvido, registrar y archivar acontecimientos. Por ejemplo, la irrupción o alteración histórica, social, o política del curso normal de los sucesos designa un acontecimiento. Un encuentro posee el estatuto, de alguna manera metafísico, de acontecimiento (la experiencia amorosa por ejemplo, o los ritos familiares), es decir, de algo que no ingresa en la ley inmediata de las cosas. y que por sus efectos exige o merece ser retenido, como información que viene de la memoria tanto empírica como genética,  que ayuda a la interpretación y a la formación de la representación e interpretación de lo real (los afectos, el silencio, la transformación, o el no tan simple paso del tiempo…).

Para los sujetos contemporáneos (postapocalípticos) ya no hay certeza ni seguridad, las verdades absolutas caen frente a la idea de una realidad relativa, compleja e incierta, de un presente que no se puede prever ni prevenir.. Los artistas contemporáneos dejan de preocuparse únicamente por el entorno social de los acontecimientos concretos de la vida cotidiana, o la ilustración de teorias, abriendo paso a la experiencia subjetiva, y rompiendo con la idea de una realidad absoluta o igual para todos. Se observa en este proceso de producción artística una cuestión especialmente significativa del pensamiento foucaultiano, que considera la producción de sentido como una tentativa de aplacar el malestar del sinsentido en la experiencia del sujeto.

La selección de artistas en esta exposición intenta observar alteraciones en la manera de percibir y contener el tiempo y la realidad de la sociedad y los sujetos contemporáneos. Pero se expresa, sobre todo, en la combinación de puntos de vista poéticos, que yacen las artes visuales, para poner en evidencia la experiencia subjetiva como posibilidad de entender el tiempo y espacio de lo contemporáneo (de lo actual, de lo incierto) – gestos artísticos que delatan otras formas posibles de dar sentido a la existencia través de los atributos de sus experiencias.

Las propuestas de Boloh (Quito, 1986) y David Cevallos (Quito, 1986) hacen referencia al proceso del dibujo como una herramienta de traducción de lo (no) representable, de lo (in)material. Por medio de los cuales, los artistas buscan una pérdida temporal del sentido de la identidad personal y de la conciencia plena del entorno.

Boloh, registra, traduce y representa los estados de conciencia resultado de meditaciones de largas horas, en las que el yo busca una disolución en el todo cósmico. Después de meditar, el artista dibuja en un estado alterado de conciencia; los dibujos que resultan están cargados de un aire sagrado, transgrediendo arquetipos al colocar puntos de fuga que señalan hacia lo místico y lo mítico. Pienso en el dibujo ya no solo como una propuesta desde la gráfica, sino como una obra que se complementa a través de una acción previa (la meditación). 

La obra de David parte de una alteración de sentidos que pudiesen ser decodificados por ese único medio visual (el dibujo) para el artista. El acto mismo de su ejecución incluye un rito previo; una forma de obtener insumos y detalles para que los dibujos puedan tener mayor valor simbólico. Dejamos de lado además la idea de que ellos integran un todo, una extensa semiótica no necesariamente traducible a nuestras pautas de conocimiento.

En la obra de ambos artistas, el otro elemento es la amplia reiteración de complejas formas geométricas y lineales que no necesariamente tienen una “significación”. Hallar la relación pertinente entre signo y símbolo, fondo y forma, no es un proceso de suposición o de construcción a través de ingenuas analogías.

Los trabajos de Rubén Darío Díaz (Quito, 1982) y Byron Toledo (Quito, 1987) hacen referencia a procesos de transformación a través de la distancia, el azar y el tiempo. Me explico: Rubén transforma en objetos fotográficos distancias recorridas que forman parte de su cotidiano a través de una documentación  del tramo que ha caminado (Colón y Seis de diciembre). Los recorridos son realizados en la noche, lo que hace que la documentación en fotografía celular obtengan efectos lumínicos en movimiento. Posteriormente transforma estas fotografías en objetos que componen una ciudad maquetada – La ciudad entendida desde lo micro, lo inmaterial a lo inicialmente accesible a la mirada, a lo objetual. Y en este punto no sólo se trata de “la” ciudad, sino de “las” ciudades que se componen a través del destino del sujeto que decida transitarlas.

En la instalación que propone Byron, el azar es el último artificio que exige el nacimiento de cuatro objetos pictóricos pero igualmente, la posibilidad que los mismos se disuelvan y muten. Para Luke Rhineheart “El azar es la divinidad más antigua del mundo… liberara a todas las cosas del yugo. El Espíritu está sometido a la Finalidad y a la Voluntad, pero lo liberaré para devolvérselo al divino Accidente, a la divina Travesura”. En este sentido Byron construye las esculturas a través de un proceso de reciclaje de pintura. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa; que provoca que el artista este siempre en sus configuraciones a punto de perderlas. Aquellas transiciones entre el pasado y el presente – transiciones entre leguajes (pintura/escultura)-  o el (no tan) simple paso del tiempo…

La foto performance de María Laura Rodríguez y José Jiménez es definida por la enigmática intensidad con la cual negocia la relación entre el espacio de lo intimo y lo exterior, el mundo visible. Dos amantes en un espacio abierto y desolado; la imagen hace referencia a un momento inadvertido por los demás. La acción se enmarca en una experiencia colectiva que vincula  el tiempo en singular-plural. El amor habla, primero y antes que nada, de un Dos, en el preciso momento en que este Dos esta por mostrarse, por entrar en escena como tal y experimentar el mundo de una manera nueva; en este sentido la existencia de cada uno de nosotros, en la prueba del amor, se enfrenta a una nueva temporalidad. Según una sugerente descripción del ser humano de Judith Butler somos “entregados al otro de entrada”. Para Levinas no es la antelación del otro sino el encuentro con el otro el que instala simultáneamente una responsabilidad del otro en uno mismo (una construcción en el otro), tal que el sujeto es responsable del otro incluso antes de ser consciente de su propia existencia.

La fotografía captura un momento de intensidad emocional entre los artistas, ambos se desnudan en un campo abierto para ser fotografiados. Las fotografías resultantes de esa intervención redefinen los parámetros de la documentación de un performance y el retrato de vidas, afectos, amores, sexualidades que son reconocidas solo a través de el “giro performativo”, que permite que el cuerpo se afirme y se presente sin vergüenza, sin culpa, y sin necesidad de justificaciones.

Francisco Suárez (Ambato, 1986) presenta una fotografía en la que la melancolía constituye al instante fotografiado: la ventana del departamento del artista a las 02h16 de la madrugada. La fotografía se compone por un espacio interior desde donde el artista realiza la foto, y un espacio exterior enmarcado por una ventana, un borde entre el espacio intimo del artista y el afuera que acentúa un clima melancólico, con faros de luz dispuestos en el escenario. Siguiendo las argumentaciones de Butler, las normas externas torturan y causan dolor psíquico, ‘interior’, de modo que lo exterior y lo interior quedan imbricados en un borde que fluctúa: el exterior también está dentro, la norma se hace realidad psíquica sin la cual no puede funcionar. Así, “la interioridad psíquica”, la vida interior, aparece por una separación exterior/interior que sucede no sólo una vez y de forma definitiva, sino que esa separación interior/exterior ocurre constantemente a lo largo de nuestras vidas.

El trabajo de Roberto Vega (Quito, 1988) resalta la memoria propia, individual, personal (o al menos “micro social” familiar, la del artista o la de cualquier otro sujeto) a través de la revisión del álbum familiar (archivo familiar). Repasa las fotografía de sus abuelos, padres y familiares, las dibuja en un intento de hacer que la imagen perdure en el tiempo; imágenes que repasan ambientes familiares afectivos que tienden lazos de simpatía entre los celebrantes y los asistentes. Además, toda celebración ritual es inaugural y un rito realizado siempre tiene un valor inicial: abre o reabre el futuro. El olvido del presente, del futuro y del pasado que acabamos de exponer es en primer lugar el correspondiente a los individuos, pero, en el contexto ritual, es eminentemente contagioso, colectivo.

Brigida, la instalación que presenta el colectivo de artistas La Emancipada (Ibeth Lara, Tania Lombeida y Pamela Pazmiño) reflexiona entorno a la memoria colectiva y la representación de la mujer artista en la historia: Madre, esposa, hija, alumna, señorita, trabajadora, musa… La instalación acentúa a través de lápidas la intención de conmemorar a Brigida, y al mismo tiempo, sepultarla. ¿Cómo sería la forma adecuada de representar el ser mujer? ¿Usando que canales?  Uno de los problemas al oponernos a estereotipos, uno como aquel que se intenta transmitir desde la mujer artista, madre, esposa, hija, alumna,  señorita, trabajadora, musa… es que tácticamente nos colocamos del lado de aquellos que se distanciarían de la imagen retratada, mediada, politizada. El gesto del colectivo La Emancipada sugiere una reflexión sobre el lugar deficitario que tiene el lenguaje en la sociedad contemporánea. Como diría Ana Rodríguez, se trata de un esfuerzo por volverle a dar a la representación su carácter enunciativo, no como resultado de un acuerdo colectivo sino como base de la construcción de un sujeto que asume la doble dimensión (a la vez particular y social) de su existencia como mujer.

Un profile, es una simplificación de lo que somos, una breve descripción personal según nosotros mismos. Ernesto Salazar (Quito, 1983) realiza retratos en dibujo digital de sus contactos mas cercanos en una red social, para Remedios Zafra, la profile picture en muchos casos es un abstract de tópicos, un ejercicio de síntesis cuyo contenido está hecho ex profeso para el interlocutor deseado, un vestido-señal. Su lectura nos identifica. El profile del usuario supone un elemento esencial para garantizar la participación en muchas comunidades on line, sobre todo en los websites dedicados a facilitar relaciones intersubjetivas, buscar amigos, hablar, entablar relaciones personales, incluso practicar sexo. Distintas maneras de «relacionarnos» con alguien (o algo) interactivo de manera anónima, sin las preocupaciones que arrastra la imagen del cuerpo y sin los riesgos que supone el contacto físico.

La exhibición cuestiona la formación de los sujetos como una práctica de  modos de ver y nombrar las formas de las experiencias en las que esos sujetos se configuran. Para Foucault, la formación del sujeto se entiende como una práctica que produce saber, y se asume como una tarea por realizar. En este sentido, la producción de arte se entiende como constitución de una narrativa sobre lo que le pasa a los sujetos, y que deriva de una práctica del saber.

El artista Felix Gonzalez Torres mencionó en una ocasión: “…Por sobre todas las cosas se trata de dejar una marca de que yo existí, de que yo estuve aquí. Tuve esperanza y tuve una razón, por eso hice obras de arte”. Los artistas en esta exposición rechazan la idea de representarse como sujetos cautivos de su propia existencia, condenados a no ser más que lo que son. La producción de arte en todos los casos va ligada a historias de vidas y posicionamientos personales y colectivos que no entienden, no separan, lo que hacen de quienes son.

Eduardo Carrera R.
Curador de la exposición.
No Lugar – Arte Contemporáneo.
http://nolugar.org/
http://nilamaterianielespacionieltiempo.blogspot.com

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