Evict the road: Intervención en el espacio público

Dario Caiza

Intervención artística y texto: Dario Caiza

https://www.instagram.com/ruben.dario.azul/

Descripción:

La obra parte de las jornadas de manifestaciones ocurridas en octubre del 2019, y recoge un elemento que en el transcurso de estos acontecimientos adquirió una nueva carga simbólica como es el caso del adoquín. En ese sentido se emplea adoquines que formaron parte de las barricadas construidas alrededor del parque El Arbolito con el fin de intervenirlas, a manera de que cada adoquín contenga una placa con el nombre de cada uno de los fallecidos en el periodo de protestas, para su posterior reinserción en los alrededores del parque.

El espacio:

Del ornato, a la insurgencia, momentos activadores.

La construcción del espacio es una dinámica que se encuentra en constante modificación, determinada por intereses de orden político, económico, social, etc. Es decir el espacio se determina alejado de las necesidades del individuo y prioriza su sentido funcional, haciendo del habitar un ejercicio mecanizado. ¿El espacio hace al individuo o el individuo al espacio?

En ese sentido la obra parte del estudio de un “no lugar”, en específico del parque “El Arbolito”, el cual se convirtió en el mayor punto de concentración en el levantamiento popular de octubre del 2019, si bien es cierto el parque se instaura como un organismo de ornato determinado por una institución a cargo, resulta interesante como bajo diferentes circunstancias y momentos este “no lugar” toma otras tonalidades ajenas a su naturaleza, eliminando su sentido funcional y trasladándose como sitio de nuevos significantes ante la misma institución que representa su génesis.

En este proceso existieron elementos que tomaron diferentes cargas simbólicas, como es el caso del adoquín empleado en la construcción de barricadas que mermaban el accionar de la fuerza pública y brindaba resguardo a los múltiples protestantes. Dentro de la obra se utilizan los mismos adoquines que formaron parte de estas barricadas, y se las interviene con una placa que contiene el nombre de las personas que perecieron en el contexto de las protestas, para su posterior impresión a modo de “litografía Urbana” y posterior reinserción en el mismo parque.

Bajo esta metodología la obra toma importancia ya que se desarrolla en lugares y con objetos “in situ”, de fácil acceso en el imaginario colectivo, que visibiliza la toma de políticas que anteponen intereses de ganancia económica por sobre el bienestar común y sus alcances. Además que sugiere una nueva idea que ayuda a repensar el espacio público en construcción, como un sector en constante disputa, conflictivo, y que muchas veces se instaura como el reflejo de la idea de progreso imperante en el mundo. La obra se presenta como el testimonio de una realidad próxima, que sustrae objetos inmersos en la cotidianidad dotándolos de otros significados como ejercicio de memoria, en una sociedad en donde el intervalo reflexivo es casi nulo y donde se promulga un tránsito de lo efímero. En cada momento se destruye el aura de la obra y el modo contemplativo de la misma, y más bien se inmiscuye en la creación de situaciones de percepción colectiva, una experiencia estética más cercana a la vida llena de posibilidades y en donde recorre diferentes lecturas a modo rizomático, ya sea el adoquín reinsertado en el parque, su estampa o el registro fotográfico y audiovisual.

Grabados realizados a partir de los adoquines

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