La Movilización Indígena y Popular de octubre en el Ecuador: Una reflexión desde adentro.

Por Cristina Cucuri M.

“Si quieres la paz, lucha por la justicia” San Paulo VI.

A cuatro meses del Paro Nacional Indígena y Popular en el Ecuador ocurrido en el mes de octubre del 2019, liderado a nivel nacional por la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE. Por la magnitud, por la capacidad de movilización que surgió desde los sentires (desde el corazón), desde los pensares de las familias, de las comunidades y nacionalidades indígenas, desde los barrios urbanos marginales y populares de las ciudades, desde las organizaciones sociales, populares y de mujeres, entre otros. Además, por los actuales modos muy diversos de resistencia y de lucha durante los once días (2 a 13 de octubre del 2019) de movilización en el país, me lleva a nombrarlo como “el Segundo Gran Levantamiento Indígena y Popular del siglo XXI”.

Esta movilización fue en rechazo frontal a las políticas económicas que impulsa el presidente Lenin Moreno como parte del acuerdo firmado hace cerca de un año con el Fondo Monetario Internacional-FMI. El decreto ejecutivo 883 del 1 de octubre del 2019, la eliminación del subsidio de precios de combustible fue una de las medida que eran parte del acuerdo. El gobierno, las cámaras de la producción, la burguesía, el FMI, entre otros grupos, nos quisieron imponer a sangre y fuego esta medida. Conseguimos retroceder las pretensiones del gobierno nacional con la derogación de este decreto.

La mayoría de la población empobrecida movilizada en el país sentía y sabía que, con el decreto se incrementarían los precios de la gasolina, diésel, los pasajes del transporte y los precios de productos de consumo popular, por lo tanto, afectaría aún más a la economía familiar. Esta medida, como dice la sabiduría popular “fue la gota que derramó el vaso”. Las comunidades rurales e indígenas, pueblos y barrios urbanos marginales viven y trabajan en condiciones duras, sin atención de los gobiernos de turno. La movilización en su mayoría pacífica, no solamente fue en contra del decreto. Sino también contra las políticas implantadas por los gobiernos de turno, políticas que vienen profundizando inequidades sociales y económicas, han convertido a los territorios indígenas, en espacios excluidos de servicios básicos de agua potable, riego y y alcantarillado. Hay que mencionar además, las pésimas vías, los malos servicios de educación y salud, el cierre de las escuelas comunitarias. los altos niveles de desnutrición crónica que afectan a lxs niñxs menores de cinco años y los precios bajos e injustos de los productos agropecuarios. Por otro lado, miles de jóvenes no han podido ingresar a estudiar en los centros educativos de Educación Superior o no encuentran un empleo digno. Estas causas han provocado la migración masiva de familias enteras a las ciudades, hacinamiento, precarias e inestables condiciones de trabajo. Simultáneamente, Las grandes corporaciones trasnacionales extraen minerales metálicos de los territorios indígenas.

Los pueblos indígenas y campesinos, los pequeños agricultores saben que los precios de sus productos agropecuarios no se incrementarán. Qué paradójica y cruel es la realidad, lxs pequeños y medianos productores son los que siguen abasteciendo de alimentos a las ciudades. Estos pequeños y medianos productores vienen por siglos aportando con su trabajo -esfuerzo y subsidiando con sus productos agropecuaria la alimentación de la población de las ciudades de este país. Un claro ejemplo: los pueblos indígenas en el primer Levantamiento Nacional Indígena del 1990 en el “Mandato por la vida” que contenía 16 puntos de sus demandas. Entre unos de los puntos resaltó: la construcción del estado plurinacional, el apoyo a lxs pequeños productores agropecuarios con políticas agrarias que garanticen la producción y comercialización de su producción, precios justos, sistema de riegos parcelarios, entre otros. En la Constitución del 2008 se declaró al Estado Plurinacional e Intercultural pero este reconocimiento sigue siendo de papel y de etiqueta. No existen políticas públicas agrarias reales que beneficie a lxs pequeños y medianos productores. Coincido con el Dr. Simón Espinosa Cordero reconocido periodista y escritor ecuatoriano que manifiesta “el Estado ecuatoriano no solo tiene una deuda. Tiene un deudón con los indígenas. El estado debería hacer políticas urgentes para reparar la situación y compensar el retraso de siglos”. Estamos a pocos meses de cumplir tres décadas del primer Levantamiento Nacional Indígena en el Ecuador.

Las autoridades estatales, los grupos de poder económico y político, la burguesía de este país, están a puertas de conmemorar el bicentenario de la fundación de la República del Ecuador. Los gobiernos de turno siguen con los discursos, con programas parches, clientelares y de caridad. El Estado colonial monocultural, el racismo, el heteropatriarcado y el machismo siguen latentes. Las comunidades y los pueblos indígenas no tendremos nada que celebrar en esta fecha.

En esta histórica movilización estuvo presente la sabiduría de nuestrxs ancestrxs sintiendo, diciendo y haciendo que llevaron a juntar (nos) y compartir (nos) entre pueblos indígenas, trabajadores, jubilados, estudiantes, amas de casa, agricultores, campesinos, afrodescendientes, sindicalistas, investigadores y docentes comprometidos, hombres, mujeres, niñxs, jóvenes en resistencia y lucha por una vida digna, y; en rechazo del paquetazo mortal, alza brutal y generalizada de los precios.

Pablo Sanaguano

Ilustración: Pablo Sanaguano, Riobamba 19 de octubre 2019.

Ha pasado más de cinco siglos desde la invasión europea a las tierras y territorios de Abya Yala. Con ello se instauró el colonialismo, el racismo. En el caso ecuatoriano, el racismo sigue latente y se ha ocultado tras la etiqueta del Estado Plurinacional-Intercultural. En esta movilización el racismo mostró su cara con mucha crueldad. Los representantes de la élite, los voceros de los grupos de poder político y económico, algunos medios de comunicación, el gobierno, las autoridades estatales difundieron mensajes para deslegitimar e inmovilizar el levantamiento. Las frases más difundidas: “recomiéndeles que se queden en el páramo”, “esta república ha puesto muchísimo para los indígenas (…) pero no hay reconocimiento. La república tiene altísimo reconocimiento y consideración”, “dejen trabajar, dejen generar empleos, hemos perdidos millones de dólares”, “vamos a reconciliarnos como ecuatorianos, sí a la paz no a la violencia”, “indio agarrado indio encarcelado”, “no son dignos de entrar a pisar Guayaquil”, “si el Estado no responde, nosotros reemplazaremos con mano dura”, “pon la pluma al indio Vargas”, entre otros mensajes de tintes racistas. Los pueblos indígenas sentimos y vivimos el peso cruel del racismo: nos infantilizan, nos inferiorizan, nos deshumanizan, nos ridiculizan, nos llaman vandálicos, saqueadores, vagos y manipulados. La decisión políticas y económicas de este país son tomadas por estos grupos, hay de ellos quienes osen desafiarlos que caiga todo el peso de la ley y de la fuerza. Post el levantamiento, sus voceros, aliados con algunos medios de comunicación, vienen trabajando fuertemente en la subjetividad de lxs ecuatorianxs, principalmente en la amnesia para que nos olvidemos de lo sucedido.

Sin embargo, los pueblos indígenas seguimos con muchas fuerzas-Sinchi-sinchimicanchiy abriendo chaquiñanes-caminos desde la sabiduría insurgente por la dignidad y la continuidad de la vida de los pueblos indígenas y de los empobrecidos.

La participación de nosotras en esta movilización es importante reconocer (nos). Mujeres con bebés en la espalda, mujeres embarazadas, mujeres con niñxs, mujeres solas, jóvenes, estudiantes, amas de casa, madres de familia, jefas del hogar, profesionales, agricultoras, jubiladas, obreras, trabajadores “informales”, académicas comprometidas, comunicadoras,…., estuvimos en diferentes espacios, sitios y lugares, sintiendo, diciendo y haciendo. Apoyando, cocinando, organizando, participando, conduciendo-liderando, cuidando los animales, realizando plegarias, compartiendo los alimentos, en las reuniones -asambleas, en las carreteras, en las marchas, en la ciudad de Quito, con canciones, con consignas, con gritos, con demandas para la sostenibilidad y vitalización del levantamiento. Nosotras sentimos muy fuerte el peso de la discriminación, exclusión, racismo, inequidad, desigualdad económica y social que afecta a nuestras vidas, a la vida de nuestras familias, de nuestros pueblos. Ejemplo, nos afectan mucho cuando las políticas educativas coartan el sueño de nuestros hijxs a estudiar en el nivel superior. Con la vigencia del decreto 883 automáticamente subirían los precios de todo (alimentación, vestimenta, pasajes de transportes, etc.). Las mujeres lidiamos y hacemos malabares para que el recurso económico familiar alcance para las necesidades básicas familiares.

Revisando la memoria histórica de los pueblos indígenas, la participación de las mujeres ha sido permanente desde la colonia hasta la actualidad contra las medidas políticas y económicas impuestas. Recordaré unas pocas mujeres: Lorenza Abimañay de la Gran Nación Puruhwa en contra de los tributos en 1803, Manuela León contra los diezmos, la opresión, explotación de la fuerza de trabajo de los pueblos indígenas en el año 1871 en la presidencia de Gabriel García Moreno. Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña del pueblo Cayambis por el acceso a la tierra, salario justo para lxs trabajadores agrícolas, conformación de sindicatos agrícolas, por la educación bilingüe, por la eliminación del trabajo doméstico de las jóvenes en las haciendas en las décadas del 20 a 60 del siglo XX. En el primer Levantamiento Indígena del 90, un gran bloque de mujeres encabeza la marcha desde la zona de minas de Calpi hacia la ciudad de Riobamba de la provincia de Chimborazo.

En esta movilización sentimos y vivimos la violencia estatal, dirigida, conducida, avalada y legitimada por el gobierno de Lenin Moreno, con sus ministros de Gobierno María Paula Romo y de Defensa Oswaldo Jarrín. El Estado mostró su cara patriarcal, machista, violenta, discriminatoria y excluyente.

El Estado ecuatoriano declaró 12 de octubre como el “Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad”. Que ironía, el décimo día de la movilización (12 de octubre del 2019), hubo represión brutal de los militares y policías con bombas lacrimógenas, balas de goma, perdigones, antimotines, policía montada a la marcha frente al edificio de la Asamblea Nacional. Las imágenes y videos difundidos por los medios alternativos-comunitarios muestran escenas muy desgarradoras. El Defensor del Pueblo Freddy Carrión manifestó que hubo “graves violaciones a derecho humanos” y “uso excesivo de la fuerza”, además la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH menciona que “habrían ocurrido el uso excesivo y arbitrario de la fuerza” y recomienda al Estado ecuatoriano “Establecer un plan de atención inmediato y reparación integral para las víctimas del paro”.

La marcha del décimo día estuvo encabezada por las mujeres. Alzaron las manos en señal de la paz, en respuesta el Estado patriarcal y machista usó la fuerza, avaló la violencia y la represión brutal.

En la movilización de octubre, once personas fueron asesinados por el estado ecuatoriano. Once compañeros dieron sus vidas por la dignidad, por la justicia, por la continuidad de la vida de los pueblos indígenas. Sus cuerpos fueron sembrados en sus lugares de origen pronto florecerán y darán frutos para seguir alimentando la resistencia y lucha de los pueblos.

La luz de la resistencia y lucha por la vida y la dignidad de los pueblos alumbró aquí en Ecuador, continuó por los territorios de Abya Yala: Haití, Chile, Bolivia, Colombia y sigue por otras partes del mundo contra el capitalismo, heteropatriarcado, extractivismo y neocolonialismo.

Profundo homenaje a once compañeros asesinados. Reconocimiento a hombres, mujeres, niñxs, jóvenes, taitas, mamas de diferentes organizaciones populares, sindicales, estudiantes, movimientos sociales, de mujeres, de pueblos indígenas,…, que alzamos nuestras voces de indignación mediante diferentes estrategias creativas de movilización contra las medidas económicas dictado por el gobierno de Lenin Moreno. A lxs compañerxs judicializados-criminalizados. A hombres y mujeres que quedan con secuelas y marcas graves en su cuerpo de por vida. JUSTICIA Y NO IMPUNIDAD

La lucha y la resistencia de los pueblos continúa: sintiendo, diciendo y haciendo.

Cristina Cucurí M.

Puruhwa Kichwa del Ecuador

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